Lizi Sánchez(PER)

MODELOS PARA DESCOMPONER Y COMPONER

 

SUERO #22

MODELOS PARA 

DESCOMPONER Y COMPONER

Lizi Sánchez

Hobsbawm[1] concebía la Nación como una construcción regida por intereses, puesto que las tradiciones conforman el conjunto de prácticas regidas por reglas aceptadas y de naturaleza ritual o simbólica que buscan inculcar valores y normas de comportamiento por medio de la repetición. Para el autor, estas prácticas —que tienen el valor de enmascarar cualquier aspecto de construcción, de ritualizarse y constituirse como atemporales—  guardan una continuidad artificial con el pasado en tanto inventan un vínculo con este. Así, Hobsbawm, trató de demostrar que el uso de la historia se da en tanto legitimadora de la acción y como aglutinadora de la cohesión grupal. 

En Modelos para descomponer y componer Lizi Sánchez toma como punto de partida el libro El Arte Peruano en la Escuela, Tomo I de Elena Izcue (1926), una recopilación de imágenes procedentes del arte precolombino que son presentadas en láminas cuadriculadas —comúnmente vinculadas a las escuelas y/o al aprendizaje— a modo de manual para aprender dibujo y simultáneamente fomentar una identidad nacional. Sánchez se vale de la cuadrícula propuesta en el manual de Izcue como herramienta de calco para —contrario al acto de copiar— tomar una imagen no identificada, reproducirla a una escala mayor, en celulosa sobre madera, y descomponerla en 49 piezas de 3 x 3 cm cada una, respetando la bicromía B/N propuesta por Izcue. Estas pequeñas piezas configuran las fichas de un juego que, lejos de buscar reproducir la imagen de la que parten, propone en su descomposición la construcción de una multiplicidad de imágenes. 

A manera de metatexto, la artista traduce la cuadrícula de Izcue en la cuadrícula de 3 x 3 de la plataforma Instagram que alberga a SUERO. Primero, acerca un recorte de la cuadrícula de Izcue y, seguido, presenta otro recorte que incluye un detalle de una de las figuras precolombinas interpretadas por Izcue. Hasta este momento, todo aparenta desenvolverse en el homenaje y la repetición de las formas, pero no es hasta la tercera pieza de la cuadrícula expositiva en la que Lizi Sánchez expone la pesquisa, que no es otra que la descomposición de la forma: un punto blanco sobre un fondo negro, que emula a una de las figuras de la cuadrícula anterior. Un punto blanco sobre un fondo negro que no solo pretende ser reconocido como parte de un conjunto, sino en su unicidad de ficha suelta. La cuarta pieza de la cuadrícula consta de un video en picado en el que se devela el juego propuesto por la artista. Sin prolegómeno, las fichas son lanzadas y mezcladas por dos manos que se proponen construir una imagen que no sigue ningún patrón establecido más que la asociación intuitiva de colores y líneas. Este juego —que transita entre lo aleatorio e incierto, puesto que sus posibilidades de representación serán la multiplicación de todas sus partes— se repite tres veces y los registros de las jugadas son dispuestos en la esquina inferior derecha de la cuadrícula expositiva, formando una L invertida, mientras que en el centro de la cuadrícula la percepción y la familiaridad se debaten en un GIF que exhibe tres figuras —compuestas por cuatro fichas cada una— que insinúa diversas formas, acaso icónicas, extraídas de las tres jugadas antes mencionadas, y que podrían ser reconocibles por quien las observa como un ave, un pez o, quizá, una serpiente.

Si el acto de copiar puede vincularse con la instauración de una tradición o costumbre —como es el caso de Izcue, quien buscaba inculcar un nacionalismo sostenido en un origen común (precolombino) a partir de un conocimiento comprensible y legible en el código dado por la misma repetición—, Sánchez, cuya propuesta artística viene desenvolviéndose en el plano de la traducción e interpretación, rompe con la repetición en la medida en que las jugadas no serán nunca las mismas. ¿Cómo pensarse en la diversidad? ¿Cómo se establece el juego? ¿Quién imparte las reglas? ¿Cuáles son las posibilidades de traducción? Sin repetición, sin código establecido, la convención pareciera estar dada en el mismo acto de jugar, el cual dará como resultado una multiplicidad de interpretaciones como de imágenes.

En Modelos para descomponer y componer Lizi Sánchez no busca cuestionar la idea que soporta el vínculo entre lo precolombino con el origen y la identidad, sino que pone en cuestionamiento la confianza en la cuadrícula como herramienta para una interpretación a escala mayor o reducida, poniendo entretela las problemáticas de la traducción y cómo esta siempre tiene variantes e interpretaciones subjetivas. Así, frente a la intención del proyecto de Izcue de unificación a través de un imaginario colectivo, Sánchez sugiere la posibilidad de múltiples rupturas, traducciones y lecturas de estos íconos y símbolos.

[1] Hobsbawm, Eric (1988) Inventando tradiciones. En: Historias 19. México DF.

Luisa Fernanda Lindo | Septiembre, 2021

 

Lizi Sánchez (Lima, 1975) Licenciada en Arte por la PUCP y Magíster en Fine Arts por Goldsmiths College. Su trabajo ha sido mostrado tanto en instituciones privadas como públicas, entre ellas el Fashion and Textile Museum, Drawing Room, ICPNA, Oriel Davies Gallery, Walker Art Gallery y Whitechapel Gallery. Es cofundadora del Museo en Residencia (2020). Su obra ha sido incluida en el libro Remains–Tomorrow: Themes in Contemporary Latin American Abstraction, 2022, editora Cecilia Fajardo Hill.